sábado, 16 de junio de 2012

El liderazgo de Juan Pablo Duarte

El liderazgo de Juan Pablo Duarte


Juan Ricardo Hernández Polanco

Dirección Regional No. 16

Área de Ciencias Sociales

Nuevamente acudimos a la celebración del natalicio de Duarte. Hoy se cumple 199 años de este trascendental acontecimiento. Ahora bien, ¿cuáles razones validan esta festividad patriótica? Muchos estamos aquí prestando atención a un mandato de la institución donde laboramos. Otros por patriotismo. Sin embargo, no siempre sacamos un espacio para reflexionar sobre Duarte. ¿Por qué sus ideas y su práctica social y política transcienden hasta la actualidad? Podemos presentar diferentes elementos de su vida que son verdaderamente relevantes y que sustentan su permanencia en el tiempo, en tanto que simbología patriótica con escasos niveles de cuestionamiento.

El eje transcendente de Duarte fue su liderazgo, el cual se acentuó en la medida que el proceso constitutivo de la nacionalidad ascendía en su definición, amparada en los antecedentes culturales, territoriales y políticos que precedieron la época, donde él nació y creció. Período determinante para la formación de su conciencia política, la cual adquirió forma al calor de los diferentes proyectos que buscaban articularse de cara a la Independencia Nacional. Colocados en coordenadas políticas distintas y con posiciones diferentes frente a la independencia.

De verdad, era una coyuntura donde abundaban las ideas confusas y los intereses personales y grupales. En ese marco, Duarte emerge como líder al margen de las rutas tradicionales del poder. Actuando en correspondencia con sus ideas y convenciendo a los demás con la práctica y la entrega denegada a una causa que muchos consideraban importante, siempre y cuando desatara generadores de beneficios particulares. En cambio, él la asume sin perseguir protagonismos, abrazado a la humildad y con una fe inconmensurable en la independencia. Por lo que afirmaba: “Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante.”

Duarte encabezó un proyecto de independencia, en una sociedad aletargada, dominada y donde otros independentistas pretendían sustraer los sentimientos del pueblo y manipularlos a favor de sus intereses personales.

La propuesta de Duarte fue construida en la cotidianidad, anclada en las ideas políticas más avanzadas de la época. Alcanzando a formar diferentes organizaciones, donde integró a la juventud, no producto de la manipulación, sino a consecuencia del convencimiento, mediante las lecturas realizadas y el conocimiento de otras realidades sociales. Resultando innecesario ofrecer prebendas, a cambio de formar parte de la Filantrópica y La Trinitaria. Las organizaciones creadas por Duarte integraban a los ciudadanos a partir del trabajo, los puestos se ganaban producto del trabajo realizado por cada integrante. En tal sentido, el patricio advertía: “Trabajemos por y para la patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos.”

No orientaba a trabajar por particularidades, su apuesta apuntaba hacia el futuro, desde una transformación de la totalidad, que en tanto redención colectiva, nos favorecería a todos. Asumiendo que el bienestar de la ciudadanía, debe ser la base de las aspiraciones individuales.

Entonces, Duarte fue diferente a los demás, por lo que representa un referente de liderazgo para las actuales generaciones de políticos dominicanos y latinoamericanos.

Preocupa el hecho de que sus ideas no tengan suficiente resonancia, a tal punto que se practiquen y encuentren expresión en la administración pública dominicana.

Juan Pablo Duarte, es un modelo de hombre público que sintetizó ideas y hechos en un período difícil y de grandes decisiones para el futuro de la República Dominicana. Se desprendió de sus bienes personales para aportarlos como contribución a la lucha por la independencia. Nunca esperó y mucho menos exigió recompensa por sus aportes a la causa nacional. Colocándose por encima de los que utilizan el Estado de forma segmentada.

El Duarte que hoy recordamos fue una figura cohesionadora de la juventud y trabajó para que los jóvenes asumieran la encomiable tarea de luchar por la independencia de la República Dominicana.

Los jóvenes dominicanos tienen en Duarte una fuente de inspiración política para contribuir a la construcción de una sociedad dominicana con mayor equidad social, transparencia en la administración pública y aplicación generalizada de la legislación existente en todos los ámbitos de la sociedad.

Rendir honor a Duarte tiene más sentido, en la medida que practiquemos sus ideas sobre la humildad, el servicio, la entrega y colocar la patria por encima de todo interés individual o grupal.

Abracemos las ideas de Duarte para cimentar el desarrollo del municipio de Cotuí. A partir de hoy asumamos el bienestar colectivo como nuestro estandarte personal, permitiendo que aumenten los niveles de unidad y actuación conjunta para enfrentar los problemas que nos afectan.

Debemos posibilitar que las ideas de Duarte se manifiesten en toda la geografía cotuisana. Por tanto, es oportuna la ocasión para invitar a todas las instituciones públicas y privadas, a fin de sumar esfuerzos para desarrollar un gran programa de celebración de los 200 años del nacimiento de Duarte en el 2013.

Muchas gracias.







Participación en la misa oficiada en la Iglesia Inmaculada Concepción de Cotuí, el 26 de enero del 2012, con motivo de la celebración del 199 aniversario del nacimiento de Juan Pablo Duarte.

sábado, 17 de enero de 2009

HOY, ¿PARA QUÉ ENSEÑAR CIENCIAS SOCIALES?

 

 

Juan Ricardo Hernández P.

Las ciencias sociales nacieron y se desarrollaron en la medida que las relaciones capitalistas de producción se fueron cualificando y aumentaron los conflictos entre obreros y patronos. Esta situación estructural condujo a la búsqueda de explicación a las contradicciones sociales que permeaban la sociedad industrial. Por tanto, durante el siglo XIX y los primeros 80 años del siglo XX, los cientistas sociales se dedicaron unos, a justificar la sociedad capitalista y otros a construir propuestas societales que vinieran a superar cualitativamente ese régimen social. De esta manera nace el Materialismo Histórico, corriente filosófica que levantaba la bandera política del socialismo como la alternativa más viable frente al capitalismo.

Durante décadas, la razón de ser de las ciencias sociales descansó en utilizar a cada una de ellas como mecanismo de concientización entre los estudiantes para formar en términos sociales y políticos los hombres y mujeres que transformarían la sociedad. El socialismo se difundía como la panacea del mundo y la educación como la vía más eficaz para lograr entrar en las redes de este nuevo sistema social.

Cuando se aplicó en términos prácticos a nivel político, el modelo teórico socialista, concluyó a larga en sociedades autoritarias, excluyentes y antidemocráticas. Sin embargo, el somnífero de la ideología sumado a la represión permitió que por muchos años el socialismo se continuara presentando como modelo de bienestar social. Todo se quiso cubrir con esta sábana; no obstante, llegó un momento en que fue necesario rasgar el manto y comenzar de nuevo a buscar otros horizontes.

El derrumbamiento de los “socialismos reales” se fundamentó en la necesidad que tenían y tienen muchos pueblos y grupos étnicos de ser ellos, se cansaron de que otro hablara por ellos. Ser ellos, ser yo, implica volver a las raíces culturales, religiosas, históricas, poder definir su futuro político, en definitiva oponerse a la manipulación ideológica de la cual se abusó tanto en los regímenes socialistas.

Esta crisis del modelo socialista repercutió poderosamente entre las ciencias sociales, se abrió un vacío de paradigma que llevó a que algunos plantearan el fin de la historia, significando la culminación de las contradicciones sociales, pero esencialmente el triunfo del capitalismo sobre el socialismo. Coyunturalmente se llegó a pensar y creer en el agotamiento de las contradicciones y los conflictos sociales. De manera que, las investigaciones y la enseñanza de las ciencias sociales debían dedicarse a justificar el status quo y obviar todo camino que condujera a la transformación social. Las ciencias sociales se despolitizaron y se encerraron meramente en el dato y no en su trascendencia, en su connotación científica, social y política. Estas ciencias perdieron su misión transformadora, por lo que en las aulas profesores y estudiantes entraron en un letargo ideológico, donde los proyectos colectivos no tienen acceso, quedando como protagonista, el individualismo y el yo sin el nosotros.

Ahora bien, el Materialismo Histórico, como paradigma y matriz filosófica, no ha perdido vigencia, continúa siendo un referente importante para comprender los conflictos presentes en la sociedad. La dialéctica no ha desaparecido de la sociedad, pues esta jamás caerá en el estatismo. Incluso, las alternativas educativas, sociales y políticas actualmente, se están construyendo a partir de las permanentes revisiones que se le están haciendo al materialismo histórico. Desde luego, este ha dejado de constituir una receta, lo cual es un paso importante, ya que se ha demostrado la infuncionabilidad de los recetarios, pues nos conducen a obviar las particularidades de cada país. Además, las recetas empujan las ciencias sociales hacia el fundamentalismo, que sólo funciona en el ámbito de las religiones.

Parecería como si enseñar ciencias sociales hoy, no tuviera sentido. En verdad, el uniforme de la transformación, de la criticidad y de la reflexión ha desaparecido del discurso pedagógico de la gran mayoría de los profesores del área de ciencias sociales, tanto en el nivel básico, medio y universitario. Se considera el aula como un escenario más donde caemos empujados por el pluriempleo.

La historia, por ejemplo, se ha convertido en la ciencia muerta del pasado, a la cual no se le permite tocar el presente, porque fácilmente puede lacerar determinados intereses políticos. La historia se trata desvinculada de la política y solo se sacan los expedientes históricos que favorecen la posición política del profesor/a en una determinada coyuntura.

Más que alejarse de la realidad social, en un país donde los niveles de pobreza aumentan de manera vertiginosa, las ciencias sociales y, por tanto, los profesores/as del área, están desafiados a vincularse directamente a su entorno con una misión propositiva, a tal punto que desde las ciencias sociales se pueda orientar a los hombres y mujeres de las diferentes comunidades, con la finalidad de construir proyectos sociales basados en la inclusión, la participación y en la democracia participativa.

En esa dirección, los profesores/as de ciencias sociales debemos paulatinamente irnos quitando el chaleco de la pasión, el subjetivismo y asumir nuestra condición de verdaderos cientistas que contribuyan a la evolución de la sociedad, en el marco de unos parámetros sociales que apunten hacia un desarrollo integral de los pueblos.

Esto será así en la medida que rompamos las cuatro paredes del aula y convirtamos la comunidad en un escenario pedagógico y asumamos la actualización permanente como una devoción. Es que todavía estamos atados a lecturas –si alguna vez la hicimos- que cargan con años y años de atraso.

La actualización profesional no depende exclusivamente de las políticas de formación de las instituciones educativas, esta implica un nivel de interiorización del valor formativo de la lectura, de la investigación social, de la creatividad, amerita creer en eso. De ser así, toda esa carga positiva se la podremos transmitir a los estudiantes. El vacío formativo y de valores que reflejan los estudiantes, en cierta parte, es una expresión de nuestras indefiniciones, posiciones camaleónicas, carencias de propuestas analíticas y apatía a la inversión en recursos pedagógicos, lo que redunda en un bajo nivel de actualización, por creernos poseedores de formulas eternas con las cuales les daremos siempre respuestas a los intereses de los estudiantes. La enseñanza de las ciencias sociales es un desafío permanente, como lo es la felicidad que todo ser humano desea alcanzar.

Carnaval escolar

Carnaval escolar
Juan Ricardo Hernández Polanco
Técnico Regional 16, Cotuí, encargado del Área de Ciencias Sociales.

Esta fiesta llega a los centros educativos por una disposición de la Secretaria de Estado de Educación. En la Dirección Regional No. 16 se viene realizando desde hace varios años.

En los distritos educativos de 16-01 (Cotuí), 16-02 (Fantino), 16-03 (Cevicos), 16-05, (Piedra Blanca) y 16-04 y 16-06 de Bonao. Los técnicos encargados educación artística, animación socio cultural y ciencias sociales, coordinan las acciones en los centros educativos.

Los diferentes centros educativos durante los meses de enero y febrero organizan sus comparsas, generalmente tomando temas propios de su realidad social. Previamente en algunos distritos se organiza un reinado, donde se elige la reina del carnaval escolar. Los estudiantes aportan recursos y los docentes gestionan apoyo de los comerciantes de sus respectivas localidades. Se organiza un desfile antes del 27 de febrero, donde encontramos comparsas y carrozas. Previamente en las aulas se trabaja el tema del carnaval, en muchos se invitan especialista en el tema y artesanos para apoyar el trabajo de las escuelas. Los grupos se organizan por cursos y tienen un docente bajo su responsabilidad.

La realización del carnaval escolar permite fortalecer la identidad social y cultural de los estudiantes, pues ellos son los artesanos de sus disfraces y caretas en la mayor parte de los casos. Además fortalece los vínculos entre la escuela y las culturas locales y la comunidad en sentido general. Lo se corresponde con los propósitos de la educación dominicana en sentido general y del Área de Ciencias Sociales de manera particular

El carnaval escolar constituye un espacio de creatividad, trabajo en equipo y la expresión de visiones sobre la sociedad que asumen los estudiantes y los docentes. Contribuye a que los estudiantes conozcan mejor su cultura y al mismo tiempo se conviertan en promotores de la misma. Por lo que, en el carnaval escolar se manifiestan los personajes propios de cada localidad. En el caso de Cotuí, predomina el papelús, utilizando papel de periódicos, fundas plásticas y otros recursos.

El currículum tiene varios ejes transversales (cultura dominicana, identidad y diversidad, contexto social y natural, democracia y participación y creatividad y desarrollo de talentos). Precisamente el carnaval apunta hacia convertirse en un eje de trabajo del centro educativo en sentido general.

Las acciones carnavalescas en los centros educativos deben complementarse con actividades colaterales similares a través de las juntas de vecinos, clubes, empresas, instituciones, todo en el ánimo de universalizar en el contexto cotuisano la práctica del carnaval, lo que tendrá su repercusión fuera de esta localidad.

Resulta favorable también, fortalecer la formación de los artesanos que existen y estimular el surgimiento de otros, de forma tal que afinen sus técnicas, intercambien experiencia con otros artesanos carnavalescos, sin descuidar la matriz de las caretas y los disfraces cotuisanos: los animales, los papeles, las hojas, fundas, etc.

La trascendencia del carnaval escolar es tal, que en algunos municipios cuando se organiza el desfile de carnaval el 27 de febrero en su mayoría las comparsas y grupos participantes provienen de los centros educativos.